Los altos sueldos de los que nuestros ex presidentes, presidentes, diputados, consejeros y demás cargos del Estado disfrutan, son una auténtica vergüenza.
Comenzamos por el ex presidente José María Aznar, el único ex presidente del Gobierno que ha solicitado el sueldo vitalicio que supone sentarse en el Consejo de Estado: 74.000 euros anuales. Además, Aznar pretendía sumar esta nómina a la del ejecutivo del magnate de la prensa Rupert Murdoch. Se lo denegaron pero le salió rentable. Aznar renunció a la Consejería de Estado por un sueldo de 220.000 euros al año, tres veces más de lo que cobraba en el puesto público.
Continuamos con José Bono, actual presidente del Congreso. Bono, entre sueldo y complementos, cobra 13.856 euros al mes: 3.126 por diputado, 3.605 como complemento, 3.915 para gastos de representación y 3.210 de libre disposición. Las dos últimas partidas suman más de 6.000 euros mensuales para comidas, regalos y actos de protocolo. Todo este dinero sin contar las indemnizaciones previstas por ley para sufragar gastos considerados indispensables para el ejercicio de su función.
El siguiente en este ranking del escándalo es José Botella, cuñado de José María Aznar: Botella fue fichado en Bruselas, desde las oficinas del PP en esa capital. En menos de dos años el hermano de Ana Botella se blindó con un sueldo europeo para toda la vida. Esto sí que es un mérito familiar.
Terminamos con Manuel Chaves, actual vicepresidente tercero del Gobierno y ministro de Política Territorial: Chaves cobra al año 81.155 euros por ser ministro más una indemnización de 46.000 al año por abandonar la presidencia de Andalucía. O sea, 127.155 euros anuales. Dos sueldos del Estado compatibles sólo para altos cargos ya que para los demás españoles está prohibido por ley.
En cuanto a medios de transporte, los diputados pueden utilizar a su antojo aviones, trenes o barcos, ya que disponen de 5 millones de euros al año para sus viajes. Sus señorías también disfrutan de 250 euros mensuales para gastar en taxis.
El mismo o incluso más delito tiene el asunto de los automóviles de los dirigentes, cuyos precios suelen superar los 100.000 euros. Gallardón, alcalde de Madrid, se mueve en un Audi A8 de 591.624 euros. Catorce de los 17 presidentes autonómicos usan Audi. El valenciano Francisco Camps tiene varios a su disposición.
Seguimos llevándonos las manos a la cabeza en Navidad. Y es que el Congreso gasta cada año 160.000 euros en regalos navideños. 11.000 cargos públicos reciben obsequios por esas fechas, gasto que suma al año 2.200.000 euros.
¿Y qué pasa con Hacienda? Pues bien, la retención de las nóminas de los diputados y senadores es del 4,5%, mientras que la de un ciudadano de a pie con una nómina en torno a los 2.000 euros asciende al 16%. ¿Hacienda somos todos? Parece que no por igual.
Respecto a la jubilación, mientras que cualquier trabajador necesita cotizar al menos 35 años para cobrar la jubilación máxima, Rodrigo Rato, por ejemplo, disfruta de una pensión vitalicia de 80.000 euros anuales. Seguimos compatibilizando sueldos públicos y éste, unido al sueldo de ex ministro, suma una pensión mensual de 37.070 euros.
Más pensiones. Nuestros ex ministros mantienen durante dos años un sueldo por cese de 58.000 euros anuales. En la actualidad, cuatro ex ministros compatibilizan ese dinero con el sueldo de diputado: José Antonio Alonso, Fernández Bermejo, María Antonia Trujillo y Jesús Caldera.
Podríamos seguir hablando de más pensiones escandalosas, vacaciones de todo incluido, descontrol y ocultismo en las cuentas oficiales, dietas millonarias, horas extras que superan en remuneración a las de los polémicos controladores aéreos, multas pagadas (y con recargo) por los contribuyentes, etc.; pero no acabaríamos nunca.
La conclusión que se extrae de estas líneas es muy clara: el escándalo e injusticia de que quienes deban exprimir el bolsillo sean siempre los mismos. La igualdad y la justicia son unos de los pilares fundamentales de la democracia y yo me pregunto, ¿dónde está? Quizá estemos cada vez más cerca de encontrarla o al menos pelearemos por ella.